martes, 27 de julio de 2010

Ultimos peatones con vida




Como un conejo. Igual que un conejo.
Sólo sé que debió ver las luces y se quedó paralizado. Yo también. ¿Qué iba a hacer? Era de noche y de pronto sólo lo vi a él. Tiempo a frenar, no me daba. ¿Qué iba a hacer?
Le pasé por encima. Ya digo. Como un conejo.
A mí que no me digan. Vino directo hacia mí. Prácticamente se metió debajo de las ruedas. Ese tío era un suicida, un tarado. Bastante que tuve que verlo, me abolló el coche y me hizo llegar tarde... Y ya la tenía convencida. Ese día caía... Fijo... No quiero ni acordarme. El que peor parado salió, a fin de cuentas, fui yo. El tío quería morirse: santo y bueno. Yo quería lo otro: me jodí. Entonces ¿a qué tanto jaleo?

Autor. Javier Seto

Visita nuestra pagina

No hay comentarios:

Publicar un comentario